Época:
Inicio: Año 1 A. C.
Fin: Año 1 D.C.

Antecedente:
HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE LA NUEVA ESPAÑA, I



Comentario

Capítulo 12
De lo que responde el señor a sus oradores, humillándose y haziéndolos gracias por lo que han dicho

Gran misericordia y liberalidad ha hecho nuestro señor en haver elegido al indigno y que no lo merece. ¿Por ventura quiere hazer experiencia de mí, y viendo que no soy para este oficio, lo dará a otro? Porque hay muchos que le llaman, y cada día oran en su presencia y lloran y con tristeza suspiran; tiene muchos amigos a quienes él tiene conocidos muy bien. Veamos agora lo que querrá hazer. Ríase algún día de mis boverías nuestro señor. Cuando quisiere tomará para sí su reino y dignidad, y me lo quitará a mí, y lo dará allá, adonde sabe que conviene y le ruegan y demandan con ahinco. Ha hecho nuestro señor liberalidad y magnificencia conmigo. ¿Por ventura es como sueño? Hágase, pues, lo que manda y quiere nuestro señor dios; hágase ansimismo lo que ordenaron y botaron los señores que me eligieron. ¿Qué ha visto en mí, como quien busca muger diestra en hilar y en texer? Que cierto, no me conozco ni me entiendo a mí mismo ni sé hablar a derechas dos palabras. Lo que puedo dezir es que me ha sacado de donde bivía entre el estiércol y suziedades. Por ventura no es para mí este estado en que me pone nuestro señor dios, haziendo conmigo magnificencia y liberalidad. Por cierto conozco que me havéis hecho gran merced en lo que me havéis dicho; por cierto he oído cosas dignas de ser notadas y muy encomendadas a la memoria, por ser muy preciosas y raras, así como piedras preciosas y zafiros, que son consejos de padres y madres que muy pocas vezes se suelen dezir, dignas de ser muy guardadas. Y ansí me conviene a mí tenerlas muy guardadas y estimadas todo el tiempo que viviere, y tenerlas he yo para mi consolación en mi pecho y para bordón de mi oficio en mi mano. No solamente a mí pero a todo el pueblo y reino has hecho muy buena obra, y has orado a nuestro señor dios para que me favorezca. No soy, por cierto, digno, ni atribuyo a mi merecimiento una tan buena oración como me havéis hecho. Y también havéis orado en favor de los reyes y señores antepasados que reinaron en este reino y señorío, que fielmente hizieron sus oficios a honra de dios. Bivas en prosperidad y contento; íos a descansar y reposar, que muy bien lo havéis hecho.





Respuesta del orador a quien habló el señor recién electo lo arriba puesto

¡Oh, señor nuestro preciosíssimo! Creo que os soy penoso y os doy fastidio con mis prolixidades, y soy causa que os duela la cabeça y estómago con mis boverías. Ruego a nuestro señor dios soberano y criador, que os dé mucha paz y sosiego y contento todo el tiempo que vivierdes en esta vida, en el felicíssimo estado en que estáis puesto para regir y governar la dignidad en que os ha puesto, el cual os está mirando desde el cielo, y también os miran desde el infierno, y acá en el mundo os miran todos vuestros basallos y tienen puestos sus ojos en vos. Sabe nuestro señor dios qué tanto tiempo havéis de regir este reino que os ha dado. Esperemos en él para ver qué es su voluntad, pues que él es governador y regidor que sabe todos los secretos y da todos los dones. ¡Oh, felicíssimo señor, desseo viváis y reinéis por muchos años, amén!

Los señores siempre traían consigo muy espertos oradores para responder y hablar cuando fuesse menester, y esto desde el principio de su elección, los cuales siempre andavan a su lado. Y cuando mandava a alguno de éstos que respondiesse, dezía lo que se sigue.